Hoy era unos de esos domingos en los que la tristeza confundidad con la calma estaba empeñada en permanecer en el alma. Y en mi regreso, rumiaba palabras emergentes al pie de una barra que en otra vida fue una blanca puerta:
"ser conscientes y consecuentes con lo aprendido cada día"
Simple, pero cargado de responsabilidad.
la insinuación hermosa, inquietante y desesperada del loco agredido por el desamor que reiteraba afónico a Pink Floyd,
la compañía imperecedera que se embellece al desmaquillarse,
las agrupaciones gota a gota, encuentros y conocimientos inesperados,
la hierbabuena exprimida a mordiscos y alabada por los compañeros de mesa,
la melodía subtitulada en la que el dolor enorgullece la identidad,
el azul de una camiseta replegada para escuchar y pronunciar la emoción que enmudece la expresión del amigo,
el acompañar dignificante cuando la frustración y la injusticia se cargan en las espaldas,
la puntualidad y constancia de los basureros limpiando con su hedor la vuelta,
y el gusto por el tecleo nocturno y solitario.
Buenas noches Madrid.
"ser conscientes y consecuentes con lo aprendido cada día"
Simple, pero cargado de responsabilidad.
Y elegí detenerme en la belleza. Aprender a contemplarla repasando los momentos bellos de aquel domingo nunca cualquiera y siempre irrepetible.
Y encontré:
Y encontré:
el abrazo silencioso y entrañado aunque instalada la diferencia,
el sopor soleado y compartido a ritmo del aleatorio “arriquitaun",
el alegre y redescubierto rosa eléctrico del pintalabios verde,el sopor soleado y compartido a ritmo del aleatorio “arriquitaun",
la insinuación hermosa, inquietante y desesperada del loco agredido por el desamor que reiteraba afónico a Pink Floyd,
la compañía imperecedera que se embellece al desmaquillarse,
las agrupaciones gota a gota, encuentros y conocimientos inesperados,
la hierbabuena exprimida a mordiscos y alabada por los compañeros de mesa,
la melodía subtitulada en la que el dolor enorgullece la identidad,
el azul de una camiseta replegada para escuchar y pronunciar la emoción que enmudece la expresión del amigo,
el acompañar dignificante cuando la frustración y la injusticia se cargan en las espaldas,
la puntualidad y constancia de los basureros limpiando con su hedor la vuelta,
y el gusto por el tecleo nocturno y solitario.
Buenas noches Madrid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario