Un aullido anacoreta



                           Josep Grifoll “psychollage” (2012)

Un aullido anacoreta recorre rasgando la suavidad de mi piel.

Erupciona y desgarra el timón de su ternura.

Ataca la intimidad del pálpito ingenuo,

y lo maltrata, lo abofetea, lo rompe, lo parte.

Lo arranca de la ilusoria ilusión de su pureza.

Decapitada y reptil vomita la perfección,

y su delicadeza se torna dura, seca y de áspera cualidad.

Estruja el aplomo de mi conciencia, y lo abate a golpe de torrentes de miseria.
Cargado de nuevo su vil triunfato,
me amordaza exprimiendo el blandir extenuado de mi bandera rota.
Me la muestra de frente con sus jadeantes retales deshilachados,
inmolados a traición por su penitencia impuesta.
Y regresa más hondo el aullido anacoreta
susurrándome repulsivos sonidos mientras me muerde la oreja.
Y en su sordera ensangrentada, exhala esta un silencio agudo.

El aullido quiebra la materia, trastorna el espíritu,

y aunque este sabe que sobrevivirá,

rechaza exhausto su condición de eterno.

Convoca a la súplica del abandono,

al descanso de la derrota,

y la tempestiva destrucción como atajo para conquistar la nada.