Septiembre. Página en blanco. Nada es, pero todo podria serlo.
Es contradictorio que ante el prólogo de la caída de la hoja escojamos iniciar. Quizá el estío nos abrumó con sus aires de ensueño, y es tiempo de tocar tierra, aunque sea de puntillas.
En cualquier caso, tiempo de comienzos y tiempo de reencuentros. Algunos deseados. Otros temidos. El miedo, ese gran enemigo inevitable que se estampa en cada huella que vamos a señalar. Y junto a él, también la excitación de la novedad, la alegría nerviosa de atreverse a recorrer caminos nunca antes transitados.
El Riesgo, el culpable de sumirnos en esos dos estados contrapuestos. El pregonero de los cambios.
Y en medio de todo esto: los otros, los demás, los peregrinos que marchan al lado, para apoyarse por si en algún momento nos enloquece el vértigo de lo inexplorado.
Y a veces, sólo en algunos momentos, se nos olvida todo lo anterior, y tan solo nos entretiene la postura que adquirimos en cada instante, con cada paso, como un niño entregado a la tarea al servicio de sus propios deseos. Entonces, sólo entonces, llegamos a algún lugar que como un imán nos atrapa hacía la frontera de lo increíble.
Sobre estos pasos inhabitados va la entrada de hoy. Es una pieza ideada de danza improvisada realizada con mis compañeras de Estudio 3. Resgistrada y moldeada por los toques profesionales de David de Martin Page Fotografia. Espero se disfrute.
Feliz septiembre.
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