miércoles, 7 de marzo de 2012

Incertidumbre poética

Mientras Bunbury  bailaba con su justicia poética en mis orejas descubría tras el Sol una nueva armada de armados gustosos en su goce de oscuridad expectante ante otra nueva irreverencia justificada.
Y es que la protesta se ha vuelto como un poema de Machado, constante y reincidente en el paisaje urbano, un caminante tan singular y cotidiano como encontrarse a Ismael Serrano en la vuelta a casa con la pesada compra en la mano.

¡Oh, bendita crisis! que nos has devuelto el homenaje a la poética incertidumbre, a un nada que perder maravilloso y necesario, pues el sabroso riesgo sólo aparece ante la realidad inservible. No dejemos que el miedo nos desaliente y disfrutemos de la pesada carga del sálvese quien pueda, elijamos reinventarnos cada día cada cuál con su singular cotidianeidad, porque después de la nada, todo cabe, y tras el vacío, sólo queda que cada cuál escoja de que llenarse. Brindemos con la copa vacía por el ocaso que se cierne poco a poco, porque cuando toquemos fondo, sólo podremos rebotar hacia arriba.




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